
vi la piedra inmutable
el árbol, montañas y ríos
y en la intimidad del bosque
escuché sus cantos
un desierto fundido al horizonte
como un rito milenario y vital, vi
vi peces y barcos echados a la mar, en el mar
y la sangre ardiente de furiosos volcanes
vi en sus ojos gritos callados si piedad ni pudor
eran pequeños, muy pequeños, apenas niños
que en silencio, bajo un sol que parte la vida, tenían sed y hambre…
hambre de pan, sed de agua… pan y agua nada más
y vi en ciudades, rascacielos que hurgaban las costillas del señor
grandes avenidas atestadas de gente con prisa
y negocios… muchos, pero muchos negocios
vi dinero desmembrando bolsillos y opulentos mercaderes
lujosos templos donde buscar el perdón
lujosos hoteles donde mitigar los dolores
estadios de futbol saturados de fanáticos
y millones de personas frente a su televisor, vi
vi el hombre que no quiere ver
el que no quiere escuchar hablar de gritos de hambre
ni de sed ni de niños
entonces cerré los ojos…
lloré…
a los gritos lloré…
…entender que todo suceda en el mismo mundo, bajo el mismo cielo
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