“…/mi papá tenía razón/
era la chica más bonita de barrio Pueyrredón.”
Daniel Salzano
Me gustaba mirarlos desde mi cuarto,
y escuchar o imaginar qué se decían.
Yo, acurrucada contra la ventana,
ellos, sentados sobre el pasto
en la tibieza de la noche.
Como dividiendo una hoja en dos columnas
para escribir lo mejor y lo peor del corazón,
murmuraban sobre todo eso/
lo que estaba bien / lo que estaba mal:
nosotros/ la libreta del almacén/
el alquiler/el jazmín que había florecido/
la retama que se secaba/ellos/
los recuerdos/los olvidos.
Mi mamá/lo llamaba “mi cielo”.
Y yo no alcanzaba a escuchar lo que él le decía
pero las luciérnagas se sonreían/
crujían las ramas de la santa rita
y una emoción salía suavemente/
por los costados de la tapa herrumbrada del aljibe/
y los envolvía en silencio de agua.
Preciosa/le había dicho. Y/sí/ mi papá tenía razón.
Qué bello poema, rumor de nostalgia, de familia, muy bueno. Felicitaciones a su autora.
ResponderEliminarAdela Prado
puedo verlos, una estampa luminosa. Bellísimo.
ResponderEliminarclaudia tejeda
Muy lindo!
ResponderEliminarLeer esto es como haber subido a una cosita que me lleva de viaje a ver a mis padres, sentados en el patio, bajo las parras, mientras yo por escucharlos hago que busco gusanitos verdes, ellos entran y cierran la puerta. Gracias Alejandra Portela..!
ResponderEliminarEste poema tiene dos virtudes, la de volvernos hacia atrás, hacia la historia de nuestros padres y la otra, regalarme la belleza que Alejandra deja colgando al aire en este poesía. Seguramente, (al menos a mí me pasa) toda la poesía que toca los afectos se eleva.
ResponderEliminarFelicitaciones Ale!
Lily Chavez
Me dejó reconstruída este poema. Hice mios esos padres por un momento.
ResponderEliminarFelicitaciones Alejandra!
Andrea Casas
Así o diferentes,poder retratar los padres con palabras tan PRECIOSAS, Alejandra, emociona y alegra. felicitaciones. un beso y un recuerdo: tu primer día de lectura en la Bandada donde leiste muy timidamente, y ahora has recorrido un bello camino muchacha. buena poesía. marta comelli
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