
Ese verano sacrificamos algunos estandartes
tiramos los amuletos debajo de la cama
Yo aprendí a rezar en voz baja
para no acribillarte ante tanta imploración.
Todo fue color de rosas... difuso, rosa frágil, herido.
Aprendimos a fingir.
Fue tan fácil.
Nunca más volvimos a ser aquellos que éramos.
Excelente! Disfruté este poema. Me sucede que en poesía, algunas cosas me llegan al alma y otras no tanto, no sé en realidad que es lo que despierta mi sensibilidad pero es así. Felicitaciones a la autora
ResponderEliminarCésar Toledo
Toda una historia en este poema. Te he leído otras veces Marta y es una poesía muy atractiva la tuya. Te felicito
ResponderEliminarAndrea Casas
Y se me había pasado comentar. Me gusta todo lo que escribís, todo y este poema, que te escuché decir anoche en la bandada tiene el plus de tu voz, el gustito del mar convidando de su sal al aire. Bien Comelli!
ResponderEliminarLily Chavez